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Centinelas

de la mañana

Testimonios

Así hemos vivido

"una luz en la noche"

Me has hecho centinela

Raúl

Bea

Álvaro

Anne

Rubén

Lucía

Aarón

Víctor

Manuel

Teresa

Testimonios centinela

“Yo romperé tus cadenas”

    Sábado de junio. Seis de la tarde. Concatedral de San Nicolás. Apenas éramos una quincena de

personas los que allí nos reuníamos. Miedo e incertidumbre. Alegría y felicidad se respiraba en el aire.

Dispuestos a “armar lío”, como dice nuestro Papa Francisco, esa noche por las calles y plazas de

Alicante.

    Y os preguntaréis que de qué estoy hablando, pues hablo de los Centinelas de la Mañana.

Y… ¿qué es lo que hago aquí? Pues bien, soy cristiano de cuna, y aun estando en parroquia y en

movimientos de la Iglesia no encontraba mi ubicación en ella, y un día el Señor quiso ponerme en el

camino a jóvenes que tenían inquietudes de salir a hablar de Jesús a otros jóvenes como nosotros,

así fue mi primera impresión CENTINELA.

    Tras haber participado en alguna otra Luz en la Noche, ya conocía el funcionamiento, todo estaba

preparado, un recibimiento muy feliz, con muchas sonrisas, bien por los nervios, bien por la felicidad,

pero las sonrisas brillaban en todos nosotros.

En la oscuridad de la noche, tan solo irradia el Sol, que es Jesús en el centro del templo, llega la hora

de saber qué ministerio nos encarga el Espíritu Santo. Estaba tan decidido que iba a ser intercesor

–como anteriores ocasiones- que el Señor cambió mis planes completamente y me destinó al

ministerio de la acogida, para mí el ministerio más cuidado, medido y especial porque es una gran

responsabilidad acoger a esa persona joven que entra de la calle y que tenga la oportunidad de tener

un encuentro cara a cara con Jesús, con sus problemas, inquietudes, miedos e inseguridades.

    En ese momento me cambió la cara, un jarro de agua fría recorrió mi cuerpo, no podía articular

palabra y yo sólo recordaba las palabras del profeta Jeremías “¡Ah, Señor! Mira que no sé hablar, porque soy demasiado joven”. Y es que entre mi falta de atrevimiento y el estar bloqueado no lograba entender nada. Fue en el momento en que una joven centinela me acogió y en los pies de Jesús me fueron dichas las mismas palabras que Dios le respondió a Jeremías "No digas: 'Soy demasiado joven', porque tú irás adonde yo te envíe y dirás todo lo que yo te ordene”. Y así fue. El Señor era quien hablaba cuando acogía a esa persona hundida, que anhelaba esa paz, de saber que Jesús te quiere y te escucha y que como algunos decían era la fuerza para afrontar los problemas de cada día.

    Entre que me costaba tener la iniciativa y que el día no acompañaba pensaba que no entraría nadie –que tampoco hubiera pasado nada, pues es esa nuestra misión, salir a sembrar-, otra vez me volví a equivocar y es que “los caminos del Señor son inescrutables” (Is. 55) y de ahí que entraran jóvenes, sólo por el hecho de entrar, por esa curiosidad que todos tenemos dentro, de encontrar respuesta a nuestras preguntas.

    Ahora en cuando me he dado cuenta de que cada noche es distinta, que cada noche es un regalo de Dios, un regalo que no esperabas recibir.

    Y ahora tu ¿qué opinas? Ser CENTINELA es algo más que esto. Es un estilo de vida. Una vida guiada por JESÚS, que VIVO y PRESENTE también te espera a ti con una misión. La misión de todo JOVEN CRISTIANO. EVANGELIZAR.

    Raúl Pérez Bonmatí

    Joven de la Basílica Ntra. Sra. del Socorro (Aspe) y centinela de la Diócesis Orihuela-Alicante.

Raúl

    El pasado 9 de abril tuve la suerte de participar en “Una Luz En La Noche” en Alicante. Me estrenaba con mis 18 años cumplidos porque en el video de presentación encontré muchos motivos para animarme, ser valiente y convertirme en una luz en la noche para muchos de los jóvenes que pasaron por las calles de los alrededores. Al principio estuve algo cortada porque, pese a que conocía a algunas personas, eran muchas más aquellas que no había visto nunca. Pronto esa sensación desapareció; allá donde miraba encontraba la sonrisa de un joven que me hacía estar acompañada en esta aventura que he decidido vivir, la aventura de la fe. Llegó el momento de la oración…

    Que se puede decir de un momento inexplicable donde puedes llenar cualquier hueco que pueda haber en tu corazón. Fue un momento único que, con la ambientación adecuada, te da mucha fuerza para prestarse en cuerpo y alma a los ministerios. Se repartieron los ministerios. Escuche mi nombre en la primera pareja, me tocó la 
calle. Raúl era mi compañero y María mi intercesora. Nos conocimos lo suficiente como para entrar en ese estado de complicidad de saber que van a estar contigo, no solo esa noche, sino siempre.

Fuimos al lugar indicado y comenzamos a caminar de arriba para abajo. Nos despojamos de todos los prejuicios y, sin miedo ninguno, comenzamos a anunciar la invitación de Jesús, la presencia en el templo de un Dios vivo que vive para nosotros. Nos confundieron con testigos de Jehová, con evangelistas, protestantes… Muchos se acercaban a nosotros buscando chupitos gratis y se sorprendían al descubrir que lo que les ofrecíamos era gratis y para toda la vida.


     

Muchos de los jóvenes no entendían como podíamos estar un sábado anunciando nuestro testimonio, ni comprendían que a esas horas estuviera la iglesia abierta; abierta porque Jesús les estaba esperando. Intentamos hacer entender a los jóvenes que la iglesia también evoluciona, y que los jóvenes somos el presente y el futuro de esto que tenemos. Todos los jóvenes con los que interaccionamos, vieron en nosotros un par de jóvenes, como cualquiera de los que había esa noche por la zona fiestera de la ciudad, pero con la ilusión de transmitir la luz que Dios ha compartido con nosotros y creció con la oración. Una pareja de chicas que paramos, nos reconocieron tener miedo, miedo porque veían en nuestras palabras convicción, firmeza. La noche acabó, realizamos nuestras peticiones, cogimos aquello que Dios nos quería decir: “Sé valiente y firme” breve y conciso mensaje que me llegó antes de leer aquel papelito. Dudo que sea casualidad. Salí con una sonrisa, me despedí abrazando a gente que había conocido esa misma tarde y con la satisfacción de haber colaborado en la misión que Jesús comenzó. Este es el primer testimonio de muchos, puesto que esta experiencia no ha hecho nada más que empezar.

Bea Lillo Martín,

de la parroquia San Juan Bautista de Alicante, nos cuenta su experiencia de la 7ª ULELN.

Bea
Álvaro

    ¡Al mundo le faltas tú! Con este eslogan nos invitaban a la 8ª UNA LUZ EN LA NOCHE el pasado 25 de junio. Y en gran parte fue este el motivo que me movió a recorrer más de 100 kilómetros hasta Alicante.


    Siempre es un gozo anunciar el amor que Dios nos tiene, y el hacerlo a jóvenes que en muchas ocasiones no conocen a Jesús, o el simple hecho de escuchar su nombre produce una reacción negativa, es todavía mayor, pues pienso en los apóstoles que fueron enviados, como nos dijo en la formación D. Estanis

 
    Como siempre comenzamos con la invocación al Espíritu Santo, el que realmente mueve los corazones, también el nuestro. Después la ya mencionada formación y los talleres, muy divertidos por cierto. Compartimos la cena y empezamos a preparar el templo. En este día contamos con la visita del obispo de la diócesis, D. Jesús Murgui Soriano, que nos dirigió unas palabras de gratificación y ánimo.

   

En esta ocasión fui elegido para el ministerio de la calle. Era la

primera vez que me tocaba salir a anunciar el amor de Jesús, vivo y

verdadero que espera a todos los que esa noche se cruzarían

con nosotros.

 

    Tanto mi compañera Helena como

yo estábamos nerviosos, pero no

teníamos miedo, pues el Espíritu estaba en nosotros, contábamos con la oración de nuestra intercesora Inés. Aunque la noche fue difícil y parecía que nadie quería escuchar. Me llamó la atención las reacciones que la gente tenía cuando nos acercábamos a ellos y les ofrecíamos un plan diferente, gratuito y para toda la vida.
Este ministerio es diferente a otros que he realizo porque no ves los frutos de tu trabajo, no sabes quién entra en San Nicolás y quién no. Pensaba “esto es como la oración, nunca sabes si da fruto o no, pero confías en la acción del Espíritu” y así fue, confiamos, y después nos dijeron que entró mucha gente. Sabes que tu acción tiene fruto, aunque no la ves. Me he dado cuenta otra vez que somos un instrumento en las manos del Señor.


    Además de esta luz en la noche me llevo este mensaje: Hay que ser centinela cada día de nuestra vida. Es siempre un placer compartir con tantos jóvenes la alegría de habernos encontrado con Cristo, de haber escuchado su llamada y haber decidido seguirle.


    Con el salmista me gusta decir cuando acaba la noche: “Tú eres mi Dios, te doy gracias; Dios mío, yo te ensalzo”.

Álvaro Picazo Córcoles, seminarista de la diócesis de Albacete,

que estudia en nuestra diócesis de Orihuela-Alicante.

    Tengo una corazonada. Entre los cuatro ministerios me tocará el de salir a la calle. Sin embargo,

nadie- excepto el Espíritu Santo- conoce todavía el resultado. Pero, sin embargo, tengo la intuición

de que en este día -26 de diciembre- saldré a la calle, para anunciar la Gran Dicha. Ha nacido Jesús,

nuestro Salvador. Salir para anunciar la Buena Nueva; ¡Jesús está ahora en la Iglesia y te está

esperando!

    Pero ésta es, simplemente, una corazonada. Y ésta se contradice a la disposición que hoy tengo.

Estar frente al Santísimo. Rezando como intercesora. Pidiendo por las conversiones, para que en

este Año Jubilar de la Misericordia, el Señor toque el corazón de los jóvenes más dispersos.

Que todos vuelvan como hijos pródigos, a casa del Padre. Sin embargo, ante el Señor hay una clara

dicotomía entre las apetencias de uno y lo que en realidad, a uno corresponde. A viva voz,

Rocío va anunciando las parejas que saldrán a la Calle. Pareja 1, Pareja 2,...Intercesora... Pareja 3,...

Si supiese, quizá, tocar un instrumento...Pareja 4, Pareja 5... Intercesora...Pareja 6... Si, no estaría

mal cantar en el Coro, pero a veces, sinceramente desafino la mar de bien... Pareja número 7:

    Gabriel, Rafael y Anna. ¿Anna? Mi cuerpo empieza a temblar. ¿Realmente ha dicho mi nombre?

¡¿Quizás haya un error?! No cabe duda. El Señor tiene otros planes conmigo, para esta noche.

¡Qué casualidad! Justo la pareja de chicos granadinos, con los que minutos antes estuve conversando.

 

    El Señor quiso que hiciéramos antes las burocráticas presentaciones. Una vez elegidos, Rafael sabiamente comentó; Ahora, en lugar de presentarnos- cosa que ya hicimos antes- vamos a rezar. Frente al Santísimo. Pues el Señor es el único que puede darnos fuerza en esta noche. Que sea Él, el que hable, a través nuestro, que nosotros seamos simplemente un mero instrumento, de su palabra. Dame, Señor, Fortaleza; lléname, Señor, del Espíritu Santo.

Calle Castaños. Calle concurrida, donde las haya. Un rato de conversación, de testimonio de conversión entre Rafael y yo. Éste, percibiendo mi emoción ante la noche, me propuso un jarrón de agua fría, para comenzar. ¿Qué te parece empezar fuerte ¿Fuerte? Claro, ¿por qué no? Bien. Vayamos, entonces, a la calle donde están los prostíbulos, a anunciar el Nacimiento de Jesús. ¿Prostíbulo, dijiste? (...) Dos mujeres ante la puerta del Prostíbulo. Hola, tenemos algo que proponeros, algo que va a cambiar vuestra vida, esta noche. Jesús te ama y te espera en la Iglesia. Jarrones de agua fría, para todos. Una de ellas se va, otra se queda con nosotros. ¿Realmente? Como si ese realmente estuviese cargado de hondas emociones, como si nos dijese ¿realmente...estáis anunciando la Buena Nueva, en un lugar como éste? Al principio, reacia a tomar nuestro flyer. Sin embargo, después lo toma y abre su corazón, de par en par. Sí, yo creo mucho en Dios. Además, tengo dos hijos. Quizás, más tarde, pasaré por la Iglesia. Pero, ahora, id, que la Jefa nos tiene prohibido conversaciones de este tipo. "Donde abundó el pecado, sobreabundó la Gracia".


    Quizás, este día, estas pocas palabras de conversación que tuvimos, sean el medio por el cual el Señor se valga para actuar.

Seguimos nuestra marcha, como pastorcillos que hacen un alto, por un lugar algo pedregoso. Castaños. Griterío. Alcohol. Mucha gente. Grupos de hasta 20 personas, por el lado derecho e izquierdo de la calzada. ¿Será fácil encontrar, un espacio de intimidad para conversar con cada 2 o 3 personas, que vayamos encontrando, anunciando la Gran Noticia? Tres chicas alcoholizadas. ¿Un Gran Fiesta? ¿Dónde? En la Iglesia, Jesús te espera. ¿Jesús? ¿Qué Jesús? ¿Te refieres a Dios? No, No. No sea que venga esta noche a verme y me de miedo... Un primer distanciamiento. Aún justo en el momento cuando Rafael ya tomó distancia, yo decidí ponerme de cuclillas junto a ellas. Quedaos el Flyer, quizás mañana recordareis esto, con una buena sensación. ¿Cómo os llamáis? Con cierta risa, toman el flyer y se presentan. Encantada. ¿Puedo rezar, por vosotras, esta noche? Entonces, justo en ese momento, sus miradas brillan de emoción. ¿Vas a rezar, por nosotras? Claro. Entonces, una de ellas, aquélla que temía la venida del Señor, me dijo; Hazlo, pues lo necesito mucho.

 

    Orar por los jóvenes. Aún en su rechazo, están necesitados del Señor. Aún, a pesar de la vergüenza, del ocultamiento, están deseosos por abrazar al Padre. Nosotros, tenemos la obligación para pedir por ellos, para que ese abrazo anhelado llegue lo antes posible a sus vidas. Pues, no hay oración, por pequeña que ésta sea, que el Señor no escuche.

“Cristo tiene confianza en los jóvenes y les confía el futuro de su propia misión: “Vayan y hagan discípulos”; vayan más allá de las fronteras de lo humanamente posible, y creen un mundo de hermanos”. – Papa Francisco.

En Alicante, a 27 de diciembre de 2015.

Anna Kizuk. Centinela de la Mañana, Alicante

Anne

    El pasado 23 de julio tuve el privilegio de presenciar y aportar un granito de arena en la evangelización

de muchos jóvenes, os estaréis preguntando, ¿De qué habla este tío?, estoy hablando de una "luz en la

noche", especial Benidorm.

    Os explico la luz en la noche esta formado por centinelas, jóvenes cristianos que están dispuestos a

nadar contra corriente, ir contra las modas, y decir "YO SOY CRISTIANO" (algo complicado en estos

tiempos), ser centinela es ayudar a evangelizar a otros jóvenes que no han tenido la oportunidad de

acercarse a Dios o por algún motivo se han alejado.

    Cuando llegué no sabía lo que me esperaba ni quién, al ser menor no podía salir al ministerio de calle, 

el más duro en mi opinión, ya que tienes que tratar directamente con la gente, que puede pensar mil

cosas de ti y sobretodo cuando le dices que Dios les está esperando (y mucho mas en Benidorm, donde

parace que la gente no piensa en Dios precisamente). Bueno mi experiencia se basó principalmente en

los ministerios de  intercesión orando en general por todos y por que todo saliera correctamente y como

Dios dispusiera, y en el de acogida, en mi opinión el más bonito y complejo a su vez, no acogí a muchas

personas aquella noche, pero las suficientes como para dejarme huella, porque en esos momentos que

acompañas a las personas ante el cuerpo de Cristo es cuando ves a las personas realmente y admiras

la grandeza del Señor.

 

    Yo personalmente nunca he tenido una gran relación con Dios, no me considero un cristiano ejemplar

de ir a misa todos los domingos, es más he llegado a alejarme mucho y no querer saber nada de él por

motivos personales y por mi pensamiento, pero pese a esto y después de haber vivido esta gran

experiencia, sé que Él siempre va a estar ahí, cuando esté mal y no pueda más él estará ahí

ayudándome a continuar y dándome fuerzas. Personalmente te recomiendo vivir esta experiencia porque

podré redactarla pero nuca se asemejara a la belleza de vivirlo en 1ª persona. Creo que mi experiencia en particular se podría basar en la siguiente cita: "No nos acordábamos, sino que, cuando nuestro hombre exterior se vaya desmoronando, nuestro hombre interior se va renovando día a día" 2Cor 4,16.

Rubén Cabello García, joven de Nuestra Señora del Carmen, Elche.

Rubén

    Hola, mi nombre es Aarón, soy converso, hace un tiempo pasé una crisis muy fuerte de fe, estaba totalmente perdido tras la muerte de mi padre, y por mas cosas que pasaron, he sido lo mas mundano de este mundo, mi vida era la fiesta, las mujeres, el alcohol etc..., pensaba que era feliz con todo esto, pero me equivocaba, la soledad y la oscuridad me envolvían, estaba totalmente corrompido, tenia miles de preguntas que no recibían respuesta, claro que, buscaba las respuestas en lugares equivocados, en mi mundo no había sitio para Dios, y cada vez me veía mas solo. Deseaba volver a Cristo Jesús, pero el odio y la rabia que tenia me evitaban acercarme a Él. Pero un día, "por casualidad", entre a una iglesia y a los pies del crucificado entendí que Él entendía mi sufrimiento y mi soledad, porque Él también estuvo solo en la cruz sufriendo hasta la muerte..., después de todo esto mi director espiritual me habló de los centinelas de la mañana, y asistí a una luz en la noche en San Nicolás de Alicante, y después de esta experiencia, cuando vi a los que salían a fuera a dar a conocer a Jesús, y yo que estaba de intercesor, pidiendo por ellos ante el Santísimo, descubrí lo que Dios quería de mí, que fuera " luna", como la luz de ella es el reflejo de la luz del sol, nosotros debemos ser el reflejo de la luz y del amor del Padre.

 

     Y allí en medio de la oscuridad y el silencio de la noche, ante Jesus expuesto en el altar, Él me respondió, y hoy día me llama a entregarme por completo en medio de los pobres en la orden de Franciscanos de la cruz blanca, que se dedican residencias de ancianos, de discapacitados ( la mirada de cada uno de ellos, cada sonrisa, cada gesto, me enamoró), de prostitutas (intentan sacarla de ese mundo de prostitución e integrarlas en la sociedad) os digo que en cada uno de ellos vi a Cristo pobre y crucificado, pero también lo vi en cada centinela que me ayudo a seguir a delante y coger este camino que Dios había escogido para mí.

Aarón

Asistir a ULELN significa salir totalmente transformado, por el amor de Cristo. Son muchas las razones por las que puedo decir esta frase, en primer lugar, porque el pasado 28 de octubre pude asistir a la 13ª Una Luz En La Noche. Era la segunda vez que asistía y fue una noche increíble, donde pude compartir buenos momentos con jóvenes de nuestra Diócesis que ya conocía y con otros que acababa de conocer; siempre es una alegría el encontrarte con jóvenes que quieren seguir verdaderamente a Jesús, como yo.

 

Los momentos realmente bonitos de Centinelas comienzan con la oración que tenemos todos antes de abrir las puertas, el poder confesarte, el momento en el que te dicen el ministerio que vas a desempeñar en esa noche y la bendición con Jesús, que nos ama y nos perdona.

 

Yo esta vez estaba en el ministerio de acogida, que nos encargábamos de recibir a todo el mundo que entraba a la Iglesia y de acompañarlo hasta los pies de Jesús, vivo y presente. Desde el momento en el que se abrieron las puertas no cesó de entrar gente, bien unos movidos por la curiosidad de ver una Iglesia abierta por la noche, bien, porque habían sido invitados por nuestros compañeros que estaban la calle.

 

Fue un tiempo intenso en el que pude compartir mi experiencia con otras personas que sabían quién es Jesús, pero que no han tenido mucha relación con la Iglesia. Sin duda el poder anunciar a Jesús me ha ayudado a estar más unido a Él, porque, si no tienes claro quién es Jesús para ti no puedes darlo a los demás, tienes primero que conocerlo tú mismo, y sin duda Centinelas es una oportunidad magnífica.

 

En la ULELN te das cuenta de que el mundo necesita de Dios, que hay muchas personas que quieren encontrarse con Él; y otras, que sin quererlo en esa noche se han encontrado con Él, por medio de otros jóvenes.

 

A mí también me da mucha fuerza el ver que hay jóvenes valientes que no tienen miedo a decir que son cristianos, que van a Misa, que no se avergüenzan de su fe, en un mundo en el que todo esto, no está bien visto. A mí, Centinelas me ayuda a acercarme a Jesús, me anima a seguir mi camino hacia el sacerdocio, para poder anunciar a todo el mundo lo feliz que soy y que Tú también puedes ser, siguiendo a Jesús.

Víctor Juan Gómez Alonso

Víctor

Mohamed, Carlos, Manuel, Raquel, Mar, Saskia, Sally, Sasha, Elena, Estefi, Antonio, Luca, Dayana y Ale son vuestros nombres. A vosotros, mi compañero centinela y yo, os dimos un flyer en algún punto de la Rambla de Alicante. 


Algunos de vosotros estabais sentados en un banco, otros esperando a la puerta de un pub o, simplemente, dando un paseo. Vuestra cara, al leer el flyer, lo decía todo: sorpresa, incredulidad, escepticismo… y al deciros que íbamos a rezar por vosotros, una sonrisa. 
Aunque no pudimos apuntar vuestros nombres, porque no os parasteis, también me acuerdo fugazmente de los que, creyéndonos relaciones públicas de algún pub, nos dijisteis: “– Voy para casa” y seguisteis andando. O de los que ibais en un grupo demasiado grande, o de los que salíais de un sitio más bien “pasaditos”. Quedasteis en la rambla muchos a los que no pudimos daros un flyer e invitaros a la concatedral. 


A todos vosotros os quiero dar las gracias.  En primer lugar, a los que con vuestra sonrisa, nos disteis ánimos para seguir repartiendo flyers aquella noche. Aunque teníamos las manos heladas y los pies cansados, el corazón se nos llenó de esperanza. 


En segundo lugar, a todos los que estabais en la Rambla y no llegamos a vosotros. Sois una llamada de atención que nos dirigís a nosotros los cristianos, a veces, tentados de quedarnos cómodamente en nuestro sillón. El sillón de nuestro ambiente, nuestras cosas, nuestras vidas. Tentados de quedarnos al Señor para nosotros, sin compartirlos con vosotros. Hemos recibido un tesoro que no podemos enterrar, tenemos el deber de hacerlo más grande, de compartirlo. Gracias por recordárnoslo. 


Y en último lugar, os doy las gracias a todos los centinelas. A los que, con paciencia y alegría, nos explicasteis a los novatos lo que había que hacer esa noche. A los sacerdotes, que nos disteis la posibilidad de reconciliarnos con el Señor mediante la confesión. A los que con vuestras voces e instrumentos fuisteis verdaderamente la voz de Dios. Admiro vuestro compromiso y entrega, porque lleváis mucha luz a muchas personas, anticipando lo que todos esperamos: “Verán al Señor cara a cara, y llevarán su nombre en la frente. Ya no habrá más noche, ni necesitarán luz de lámpara o del sol, porque el Señor Dios irradiará luz sobre ellos, y reinarán por los siglos de los siglos” (Ap 22, 4-5). Gracias por hacer posible “Una luz en la noche”.

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